lunes, 18 de marzo de 2013

El Arte en el XVII

La expresión de las artes del XVII recae en la necesidad de decorar los palacios Españoles. La torre de Parada, el Alcazar y el Escorial, deben albergar cientos de piezas, tendencia ya creada desde la época de Felipe II, que siempre buscaba los mejores flamencos primitivos. En el XVII es el mercado napolitano y el flamenco los centros de creación más importantes. Existe también un mercado holandés pero al estar en guerra con nosotros, las autoridades primaban su importación con un impuesto extra y por eso no se trae a España. 

Las compras se realizan através de agentes, marchantes y por supuesto almonedas, algo muy común en las grandes colecciones. Todos los cargos en el extranjero, hablo de gobernadores en los países bajos, virreyes en Nápoles, embajadores en Roma, vamos todos los que tuvieran cargos diplomáticos estaban pendientes de comprar obras para enviar a la corte y también para iniciar sus propia colecciones. Digamos que es una fiebre en la demanda de arte.

Los grandes coleccionistas buscan adquirir piezas determinadas, por supesto, pero también son los propios orígenes de los artistas los que determinan las compras. Ya que los pintores españoles se basaban en cuestiones religiosas, los napolitanos comprendían el desnudo y los flamencos el paisaje. Luego existe una inflluencia cruzada, ribera con italia, carreño con flandes etc. Un caso concreto serí toda la influencia artística que generaría Caravaggio muy apoyado para esta expansión por nuesto Osuna.

Hay grandes oportunidades de compra en las almonedas, la más famosa es sin duda la de Carlos I de Inglaterra organizada por Cromwell para deshacerse de la ostentación de la monarquía. Aprovecharíamos esta gran oportunidad, enviando agentes para elegir las piezas y así aumentar la colección del Escorial. Y es que existe un deseo por parte del Rey de adquirir las mejores piezas, lo que lleva a enviar a estos agentes desde Madrid a todos los lugares, un ejemplo serían los viajes del propio Velazquez, encargado de ir a Nápoles, Roma, Venecia, Florencia.

En Nápoles tenemos grandes coleccionistas como el marques de Carpio o Medina de las Torres o Medinaceli, y en Roma a otro como Monterrey. Casi todos tienen sus propios pintores-asesores, muy especialmente la corte napolitana donde existe la figura de “pintor del virrey” aunque en Roma siendo muy escaparate social se encontraba casí al mismo nivel.

En los Países Bajos, se realizan encargos directamente a pintores como Rubens, Van Dyck o Sneyders, en estos casos es el propio cardenal Infante, gobernador en Flandes, quien se encarga de la supervisión y el control de las piezas que a su vez se enviarían a Madrid. Aparte de Felipe IV como gran amante de la pintura de Rubens, tenemos al marqués de Leganes.

Ambos mercados consiguen generar un deseo de posesión, lo que da la oportunidad a los marchantes a crear galerias-anticuarios entre los Paises Bajos e italia, con nuestras plazas de Madrid o Sevilla, desarrollandose la venta al por mayor, cosa muy diferente al encargo.  

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