martes, 26 de marzo de 2013

À demain



Villa Fantaisy

Hace poco murió alguien que me enseño mucho. Una mujer fascinante.
Su sensibilidad entraba por cada poro de aquella casa. Los muebles eran todos de grandes diseñadores como Mies Van der Rohe o Le Corbusier. Para ser sincero, de niño, aunque aquella casa me atrajese no era capaz de asimilar lo profundo de su mensaje: era una decoración que nunca había visto. Fue mucho más mayor cuando aprendí a valorarla. En  las paredes no había cuadros, tampoco del techo caían lámparas de lagartos, más bien todo era blanco, y lo era tanto que inundaba toda la casa. Se escuchaba un constante siseo, como si de fondo, se oyera a mil enanos golpear la mar - una y otra vez - socavando con sus picos el acantilado donde la villa se encontraba.

En el salón principal había una gran mesa que estaba llena de Álbumes de recuerdos y un ajedrez antiquísimo. Los recuerdos consistían en fotografías y una colección de postales. Las postales podían venir de dos orígenes, o eran de los lugares que hubiera visitado, o eran de los cientos de alumnos que tenía y que seguían enviando sus vivencias desde lo más lejano. Yo fui alumno suyo y mis postales estaban allí.

Al llegar a Francia siempre la llamaba y me citaba por la tarde con los deberes siempre preparados. El quehacer suyo consistía en encontrar las cartas y postales enviadas aquel año, además de las notas de años anteriores. Esas notas eran un ejercicio que hacíamos de año en año, desde mis 8 o 9 años. En un folio, casi siempre con un simple bolígrafo de tinta roja, ponía una serie de temáticas las cuales debíamos desarrollar en la conversación.
Estos puntos consistían en mis relaciones de familia o desarrollo social; en los idiomas; hobbies; estudios en general  con un apartado siempre para la historia y otro para geopolítica. Tras nuestra conversación, evaluaba y puntuaba. Siempre al alza me temo, pues nunca entendí que siempre tuviera todo 10 menos en portugués. La idea consistía en dar seguridad y establecer las metas para el siguiente año.

M. fue una mujer excepcional, introdujo la filología portuguesa en Francia, muy intelectual, casada con uno de los más geniales arquitectos vanguardistas de los 70,s.
Llena de alumnos de todas las generaciones, y ligada siempre con la universidad por la filología y por impartir clases de geopolítica.
M. me enseño a descubrir las consecuencias de la ignorancia y a entender las conexiones que ligan a los pueblos con su propia historia. Me descubrió la necesidad de forjar y tener perspectiva histórica propia, por ello a veces y solo a veces hablo en plural. Me río a mis adentros, poruqe en esos momentos parece que trabajo en comunicación o publicidad (los publicistas siempre hablan en plural).

Aunque me enseño pautas, hay algo que nunca podré olvidar y que siempre me marcara: Nunca acepto una despedida, aún sabiendo que no nos volveríamos a ver en largo tiempo; simplemente decía “hasta mañana”.

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La vida supongo consiste en aprender a renunciar, aprender a dejar marchar, a no aferrarse para ser capaz de avanzar. El pasado y los álbumes de recuerdos siempre serán nuestro refugio donde poder sobre todo reconocer y comprender lo que somos: que la vida consiste en coleccionar esos recuerdos.

Esa lección de partir de una hoja en blanco y recomponer el año, asentando las bases del siguiente. Es un ejercicio que querría hacer en pareja. Lo digo porque es un ejercicio de gran esfuerzo. Haber dejado de ser uno para ser dos en uno, lleva a tener que cuidar su constante perfeccionamiento. Se debe hacer con tinta roja. Porque el rojo es color de examinador: el que da cuenta de sus fallos y el que busca mejorar constantemente.

Despedirse siempre es un acto triste y de un profundo dramatismo. Antes creía en ese malditismo del romanticismo, en lo bello, puro e inocente que resultaba. En la imagen cinematográfica del momento, la foto y el recuerdo de la despedida.
Hoy como ya me inunda el escepticismo, sé que podré decirte “hasta mañana”. 

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lunes, 18 de marzo de 2013

El Arte en el XVII

La expresión de las artes del XVII recae en la necesidad de decorar los palacios Españoles. La torre de Parada, el Alcazar y el Escorial, deben albergar cientos de piezas, tendencia ya creada desde la época de Felipe II, que siempre buscaba los mejores flamencos primitivos. En el XVII es el mercado napolitano y el flamenco los centros de creación más importantes. Existe también un mercado holandés pero al estar en guerra con nosotros, las autoridades primaban su importación con un impuesto extra y por eso no se trae a España. 

Las compras se realizan através de agentes, marchantes y por supuesto almonedas, algo muy común en las grandes colecciones. Todos los cargos en el extranjero, hablo de gobernadores en los países bajos, virreyes en Nápoles, embajadores en Roma, vamos todos los que tuvieran cargos diplomáticos estaban pendientes de comprar obras para enviar a la corte y también para iniciar sus propia colecciones. Digamos que es una fiebre en la demanda de arte.

Los grandes coleccionistas buscan adquirir piezas determinadas, por supesto, pero también son los propios orígenes de los artistas los que determinan las compras. Ya que los pintores españoles se basaban en cuestiones religiosas, los napolitanos comprendían el desnudo y los flamencos el paisaje. Luego existe una inflluencia cruzada, ribera con italia, carreño con flandes etc. Un caso concreto serí toda la influencia artística que generaría Caravaggio muy apoyado para esta expansión por nuesto Osuna.

Hay grandes oportunidades de compra en las almonedas, la más famosa es sin duda la de Carlos I de Inglaterra organizada por Cromwell para deshacerse de la ostentación de la monarquía. Aprovecharíamos esta gran oportunidad, enviando agentes para elegir las piezas y así aumentar la colección del Escorial. Y es que existe un deseo por parte del Rey de adquirir las mejores piezas, lo que lleva a enviar a estos agentes desde Madrid a todos los lugares, un ejemplo serían los viajes del propio Velazquez, encargado de ir a Nápoles, Roma, Venecia, Florencia.

En Nápoles tenemos grandes coleccionistas como el marques de Carpio o Medina de las Torres o Medinaceli, y en Roma a otro como Monterrey. Casi todos tienen sus propios pintores-asesores, muy especialmente la corte napolitana donde existe la figura de “pintor del virrey” aunque en Roma siendo muy escaparate social se encontraba casí al mismo nivel.

En los Países Bajos, se realizan encargos directamente a pintores como Rubens, Van Dyck o Sneyders, en estos casos es el propio cardenal Infante, gobernador en Flandes, quien se encarga de la supervisión y el control de las piezas que a su vez se enviarían a Madrid. Aparte de Felipe IV como gran amante de la pintura de Rubens, tenemos al marqués de Leganes.

Ambos mercados consiguen generar un deseo de posesión, lo que da la oportunidad a los marchantes a crear galerias-anticuarios entre los Paises Bajos e italia, con nuestras plazas de Madrid o Sevilla, desarrollandose la venta al por mayor, cosa muy diferente al encargo.  

viernes, 8 de marzo de 2013

los martes

He creído siempre en medir mi nostalgia con dosis de frivolidad, pero poco a poco entiendo más las formas de la vida y empiezo a entender que el escepticismo es la única salida a la nostalgia.


Escrito entre otoños 
porque  hacerse adulto es mirar
el tiempo en estaciones 


puerta de un pueblo de Manresa

viernes, 1 de marzo de 2013

Dandismo e impresionismo


Tullerias - Ya abierto al publico
Ese final del XIX debió de ser un periodo lleno de emociones, la renovación absoluta, el encender la luz básicamente de kilómetros cuadrados dio mayor teatralidad a la vida en la ciudad. Todo este revuelo debió generar en la sociedad burguesa una necesidad, un ansia de diferenciación del transeúnte corriente, enorme. Ese deseo de no parecerse, genero un nuevo grupo aristocrático, altivo e independiente que chocaba con el resto. Hablo del dandismo.

Esta nueva elite, con carácter propio de oposición y de rebelión en contra de todos, busca eliminar lo trivial de la vida – experiencia amada por los escritores de la época. Estos nuevos personajes se ensalzan en el trasfondo de lo hermoso y lo bello, con una gran puesta en escena y con el cierto tono artificial que necesita para generarlo.. 

Baudelaire la traduciría en una nueva religión: “espartana,  hedonista y asceta. Que paradójicamente daría como resultado la distinción.” 
Se utilizarían ejemplos de personajes del renombre de Byron o de George Bryan Brummel, que es el más famoso elegante ingles, que aunque ya habría muerto solo en Caen, sería uno de sus símbolos, por ser el arquetipo de la distinción. 

Brummel "Exposición de les arts decoratifs -paris 8 feb"
Aunque nunca le vi todo su atractivo a este grupo por el prototipo de personaje que representan: Orgulloso, frívolo y caprichoso. Es cierto que su necesidad de prestancia o esencia intelectual ante la vida me atrajo desde el principio. Ese grupo de personas fueron los que justamente elevarían al propio impresionismo al nivel de revolución pictórica. No solo, porque el impresionismo lo fuera en si, sino porque estos son los hombres que lo convirtieron en una moda. Aparte de ser los que lo compraron; puesto que el denominador común del dandi es el dinero. No serian acaso ellos, los generadores de opinión y de discusión en las tertulias o los que estableceron consignas de lo que debe ser la fugacidad del tiempo o como la luz, en si misma, puede hacer cambiar las formas. Ellos generarían la tendencia que acabaría en mito, y ese aura sobre todos aquellos artistas como Monet, Renoir, Manet, Degas…. Ese romper con la pintura clásica, ese entender que el nuevo proceso creativo es un logro de la sociedad aunque en este caso proviniera del desaire de algunos personajes que semejaban el inconformismo con lo establecido, la altivez basada en lo reactivo, como un propio arte siempre a favor de la pasión del sentir y del dejarse llevar. ¿Dónde andan hoy estos personajes? yo en Nells no me los encuentro.


Este post lo empece a pensar en febrero por las calles de Paris, de camino a Drouot con parada en la prefumeria de palais royale