martes, 29 de abril de 2014

Caferacer



Cuando un Rock & Rolla de los 50´s del West of London, joven y sin pasta en los bolsillos, hizo de una vieja moto de Norton un apaño con un motor de Triumph, no sabía que generaría tantas consecuencias como las que  luego llegaría a tener. Aquel chico marcaría no solo a una generación sino a toda una época de transgresión y de independencia que constantemente sigue a día de hoy sirviendo de inspiración.

Este rockero simplemente añadió un tanque de aleación, un guardabarros trasero y un asiento subido para crear una sensación estética más curva, lo que no sabía es que sería la pura expresión del  arquetipo de hombre sin límites, de riesgo y de aceleración. Hoy mecánica y estilo son sinónimos de ese hombre y de esa época. Y es que aquella moto de apariencia de carreras, cuya finalidad era aparcar en un café para luego trasladarse a otro, sería una autentica conmoción social que daría lugar a los llamados caféracers - con sus Royal Enfield o Triumph versus a otro grupo suburbano llamado los mods cuyo fin era el mismo concepto pero con diferente estilo en motos Vespas y Lambrettas. En general todos se enfrentan a la descarga en vena del motociclismo. Una plena reafirmación personal y de pertenencia a grupo que dibujo líneas tanto en el tipo de música como hasta el tipo de drogas y consumos.

Decidí comprar una Royal Enfield modelo Clubman, lo hice en Zaragoza, podía haberla comprado en Madrid pero quise que cada recuerdo tuviera un nombre y una imagen. 

lunes, 14 de abril de 2014

Toledo huele a Greco

Hicimos un viaje de gatopardianos a ver la exposición del greco. Varios perdieron el ave, otros llegamos tarde, los primeros se hicieron los despistados y los últimos los sorprendidos.
La exposición se encuadraba en el crucero del palacio de la Santa Cruz del Cardenal Don. Pedro de Mendoza, amparada bajo sus bóvedas y con una magnifica iluminación, se inicia la primera obra conocida del Greco - un simple Icono -. Tras ella y de gran impacto, nos encontramos con el tríptico de estilo Bosco que enviaría a Felipe II como llamada de atención para ser conocido en la corte. 
Pronto, uno se encuentra en el reino místico de los celajes grequianos que  transmiten todas las señas de un imperio. Toledo fue en toda regla su capital religiosa y esa poderosa imagen de Toledo al fondo una  perspectiva de grises y negros, en donde la luz se abre paso, esa la imagen por excelencia del Greco es esa y no otra, la que nos quiere ofrecer. Debemos de pensar en la España de la fé con epicentro en Toledo que se define entre espadas, trono visigodo, enlace de culturas, y poder de primados. Por eso se instalo la corte en Madrid, cazadero real lejos de la propiedad de la iglesia.

Escaleras de Covarrubias Palacio de la Santa Cruz
El día se tradujo en diferentes personajes. El primero el arquitecto del palacio de la Santa Cruz, que no fue otro que Alonso Covarrubias, cuyas escaleras me dejaron impresionadísimo tanto estas como las que más tarde veríamos en casa de los Eslava. Casa que debió de haber sido un convento religioso pero que Santa Teresa de Jesus al no formalizar el acuerdo y proyecto, hizo que recayera en propiedad al linaje del propio benefactor Martin Ramirez y que por su fundación se realizó la primera capilla de la cristiandad en advocación a San José. Por actas se establecería para guardarla siete capellanes. Siete hombres cuyo final en la historia sería ser asesinados en la guerra del 36 a las puertas de su propia crujía.

Capillla de San José
Los cuadros del greco nos iban abriendo la mente de su época, el capitular de cada etapa nos hacía comprender al hombre culto, intelectual, complejo y espiritual que se encuentra detrás de cada una de sus obras. Un hombre de un altísimo nivel teológico y cuya obra se rinde a la expresión de color veneciano y que ejerce desde entonces tanta influencia en nuestra pintura, también habría que resaltar el simbolismo de  sus obras y el carácter psicológico que infiere a sus personajes dotándolos de emociones y sentimientos totalmente palpables.

Destacar la obra de San Martin en honor al benefactor de la capilla, y que fue sin duda una de las piezas que más comentamos: Se retrata el hecho de la donación de San Martin a un mendigo de la mitad de su capa puesto que la otra mitad como soldado era propiedad de Roma.

San Martín y el mendigo 
Saltando por los siglos, evite mirar a la catedral y sentir de cerca la cripta de Santiago de D. Alvaro de Luna. Miraba más bien el día de primavera que se acercaba por Nstra. Sra. De la Cabeza y desde sus fronteras: el Angel y la Degollada (cerros toledanos) que vertían la luz a la ciudad de un Imperio.