martes, 8 de mayo de 2012

Las montañas Rusas y la felicidad


Existe la terrible sensación de encontrarse solo por la noche, a la hora de salir te enfrentas con la mascara de ti mismo, la que debes mostrar a los demás, la misma que te muestra el resto. La gente con las que hablas, tal vez en una conversación o un encuentro o en un par de minutos donde todos intentamos conocer y a su vez existir, y casi hasta quitarte la curiosidad pero es que acaso nos muestran un 10% de lo que son. Es la misma careta de un fin de semana más.
Uno de mis gatopardos, tío brillante, comentaba que prefería salir en este momento de su vida con otra gente, distanciarse de los círculos en los que andamos nosotros, y de alguna manera tener fe a que la vida le diera otra oportunidad, otro encuentro, tal vez con alguien especial que no viviera como nosotros, limitados por una sociedad a su vez delimitada.
Yo desde mi punto de vista le daba la razón pero intentaba hacerle ver que el mercado, como el juego, tiene unas reglas preestablecidas donde surgen las oportunidades con la gente más afín a uno mismo, y así es como funcionan las relaciones sociales de un circulo que cree que la vida ya es suficientemente complicada como para complicarsela más. Por tanto estas son las que son, o se juega o no se juega, pero no hay medias tintas. Le comentaba que era casi imposible buscar la interacción o la complicidad real con alguien simplemente por casualidad, sé lo triste que suena. Por ello, ser simpático e intentar encontrar cierta afinidad con los que aparecen en tu vida, genera irremediablemente un contagio. ¿Cómo? Sí, le contesté. Es precisamente en esa fama donde se puede conseguir un cierto interés de los demás por uno mismo, lo que da más oportunidades, y tal vez y solo digo tal vez puedas conocer a la persona que encaje contigo. Vivimos en una sociedad que da valor a la recomendación, a la relación basada en el aval, al “avalismo” en general, o lo que es lo mismo, al reconocimiento o imagen propia sobre terceras personas - es lo que es y esas son las reglas -. Nadie compra un producto sin una recomendación o el sello de una marca, a todo se le confiere una cierta fiabilidad ¿no? Además la realidad es que hay unos años, en los que tienes más posibilidades de ampliar tus círculos que otros, y debes aprovecharlos. Puesto que toda la gente que conoces anda en la misma sintonía y pasados los años te encuentras más solo, lo que te obliga a tener hermanos, primos o amigos más jóvenes, o aceptar la segunda vuelta como la realidad que te corresponde. De hecho cualquier modelo puede funcionar, es más, solo debemos ser exigentes con nosotros y entender que la tolerancia es universal y el encuentro con  la felicidad puede darse en cualquier sitio y en cualquier modelo, no solamente el nuestro que parece más bien de pequeño burgués.
La noche se ha convertido en algo violento, donde todos juegan a estar por encima del bien y del mal, algo que me parece alejado de los intereses más  básicos y lógicos, como es la propia estabilidad, como generadora de felicidad. ¿Y por que digo felicidad?

Veo que mucha gente, y me incluyo en alguna etapa de mi vida, que basa su felicidad de una manera tan cortoplacista, que me asusta asomarme. Como una autentica montaña rusa, el viernes arriba, el lunes decae y vuelta a subir.. y así continuamente, generando una espiral de una volatilidad emocional altísima. Desde mi juicio puede ser un error total, porque basar la vida en hechos ajenos a uno mismo, no te confiere ningún control propio, sino que te convierte en un ser dominado por las circunstancias que generan los demás. Como al niño/niña que quiere ser centro de atención y sentirse gustado por todos, y sino se enfada.

La felicidad puede que vaya de apuestas, nadie te dice si aciertas o no en las decisiones, simplemente sabes que tienes que llevarlas hasta el fin y ser medianamente consecuente con ellas para ser creíble. En un mundo lleno de posibilidades donde cada elección, cada decisión conlleva otras tantas oportunidades, nos damos cuenta que esto puede que vaya de parches. Como diría mi amigo chili, ¡como los caballos! Y es que a veces hay que dejar pasar las cosas y ponerse estos “parches” en nuestra atención, simplemente por el bien de uno o el de tu propia alma.
Por ello, considero cada vez más que todo esta inventado y que las apuestas más acertadas son aquellas que te elevan como ser humano, poner tu felicidad en la rutina de una satisfacción propia, simplemente en la de creer que haces las cosas bien y bajo un orden concreto.
Basar la vida en cosas que puedas controlar, puesto que casi nada es controlable, salvo dar a los demás y enriquecer tu yo, con el conocimiento, el detalle, el honor, la espiritualidad, la estética en general..y un largo etc. aunque parezca mentira- Alguien llamaría la teoría cobarde, la teoría de la anti-experiencia, no lo sé, puede que sólo funcione en la madurez, o te prevenga de la posibilidad de no recuperarte si algo no sale bien.

Puede que como decía Maquiavelo “en caso de no saber que hacer, seguir el camino de los virtuosos y de los sabios” vamos los que ya han andado el camino. 

4 comentarios:

Nico Sandoval dijo...

Gracias a Dios los que conocemos al autentico Gatopardo sabemos que mientras haya vida se la querrá beber y mientras haya amaneceres no se querrá acostar.

Es vano jugar a controlar tu existencia y destino. VIVE, saca conclusiones cuando tengas canas y escribas memorias. Mientras tanto intenta ir lo mas lejos posible sin miedo de lo desconocido.

Algún día puede llegar en que lamentes no haber sacado todo tu potencial. No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió.

Enhorabuena por la entrada, la que mas me ha gustado del blog.
Abrazo,

Nico

Nico Sandoval dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Opino igual!
Hay que vivir el momento sino te arrepientes!
La gente cree que la rutina el comportarse de una forma determinada te da la felicidad.
Yo no lo creo asi,la clave es el equilibrio aunque es dificil de conseguir.
Aun asi necesitamos inyecciones de adrenalina de vez en cuando sobretodo con nuestra edad ya sea saliendo, leyendo un libro, viendo una puesta de sol... depende de cada uno.

Me ha gustado mucho tu reflexión!

Espero que sigas deleitando a las madrileñas en tus salidas nocturnas.

Un beso.

Tu reciente seguidora.

Anónimo dijo...

filosofía en estado puro! un poco contradictoria pero muy tu estilo. Abrazos