viernes, 20 de enero de 2012

Fascinación por Cleopatra


Escarabajo símbolo de la resurrección
No hay época que mejor refleje la historia humana que los años que van desde el rubicón hasta Octavio, en donde la lucha por la libertad, la guerra, la política, el poder, la supremacía de la ley, se mezclan con la teatralidad y la ambición, estas a su vez, curiosamente con el amor o la atracción de la mujer. ¿Cómo es posible que una mujer conquistara a los dos hombres más poderosos de su tiempo? La misteriosa figura de Cleopatra, la última reina de la dinastía Ptolemaica, descendiente del famoso general de Alejandro Magno, Ptolomeo, conquistó a los dos grandes gigantes. Julio Cesar y Marco Antonio, con ambos tuvo hijos. Sin lugar a dudas su esfuerzo por mantener el poder, tanto internamente por las intrigas palaciegas entre sus hermanos, con los que tuvo que acabar y la larga independencia con la que gozo su reino, la hacen una de las mujeres más interesantes de la historian universal. Su fin, viene con su apuesta y consiguiente caída de Marco Antonio ante Octavio.

Octavio instituyo los dos títulos, Cesar Augusto, el resto de Emperadores los heredarían. Cesar proviene de su adopción por Julio Cesar (Divi filius), que le hizo su heredero, con cuyo dinero mantendría a los ejércitos y acabaría con sus asesinos (Tu quoque, Brute, filii mei!) asentados en Grecia.
Cuando Octavio acaba con Marco Antonio, destruye todas sus estatuas, como era costumbre, pero no hizo lo mismo con las de Cleopatra que las mantuvo, así nunca se la olvidaría en el inconsciente colectivo. El reino no pasó a ser una provincia de Roma sino a ser el granero de Roma, “Pan y Circo”, ya que el reino era propiedad exclusiva del emperador, gracias a ello tenían recursos suficientes para mantener lo que se llamaría la “Pax Romana”



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