martes, 17 de mayo de 2011

España esta de gira y los actores somos nosotros

Las manifestaciones violentas han comenzado e irán a más. El momento político que nos encontramos es un panorama cargado de pólvora. Es cierto que la aparición de los revolucionarios siempre viene motivada por evidentes injusticias sociales, y que la mecha, siempre violenta, salta por la incapacidad e inflexibilidad de ajuste a nuevas realidades.


Momento en el nos hacemos la siguiente pregunta ¿Cuánto tiempo puede aguantar un país con 5M de parados? La verdad es sencilla, los ciudadanos mantienen la resignación hasta que son agitados por la desesperación y domados por líderes oportunistas. La gran diferencia es que actualmente los modelos tradicionales de la política caen por un discurso anticuado, continuo y poco cambiante, de ahí la des-credibilidad de la política en general y de su clase en particular, la que ha preferido ser política en vez de práctica, especializada y técnica.



Las reformas y objetivos de reducción y austeridad han tenido suficiente éxito como para que en el extranjero, crean que esto no va tan mal y que la des correlación con los estados periféricos del área 4, es más bien clara. Sí, claro que sigue habiendo preocupación. Y es que la vertebración del propio estado está hecha con los pies, en vez de con la cabeza, lo que hace poner en sobresalto el propio modelo autonómico y los grandes agujeros que ha dejado en el balance de todo el país, la falta de transparencia es clara, muy en particular la posición fiscal que van a tomar los gobiernos regionales para saldar sus deudas.


Pero la situación de alboroto general, debe permitir que se de el momento propicio para realizar aun más cambios. Las reformas gordas siempre se han realizado por la izquierda, por muy antipopulares que fueran, ya que se trata de una facultad en exclusiva. Y para centrarnos en algo concreto, ayer mismo, en un debate mantenido por patronal y sindicatos en Telemadrid. Las tintas se cargaban de populismo y de constante referencia a los derechos y al estado de bienestar sin la más mínima preocupación de sus propias obligaciones que tenían los ponentes como líderes sociales. ¿Cómo poder generar un cambio de tendencia y apechugar cuando vienen mal dadas? Implicándose en soluciones concretas en vez de hacer campaña electoral. En empezar a pensar que puedes hacer tú en vez de que tienen que hacer por ti. Y es que no se trata de abaratar del despido sino de dar la flexibilidad suficiente como para generar compromiso e incentivo, desde los trabajadores hasta el empresario. Generar como continentales que somos, una estrategia centrada en la maximización del beneficio para el stakeholder, empezando a comprender que debemos ligar parte de nuestros sueldos a la productividad de nuestras empresas, alineando los intereses de trabajadores con los accionistas. Esté y no otro sería en mi opinión, un primer paso, duro y arriesgado pero es que el horno no está para bollos sino para arrimar el hombro.

1 comentario:

Isidro de Borja dijo...

Escribe en respuesta al ultimo post, mi amigo "lobo estepario":

Empiezas hablando de la aparición de revolucionarios.
Pero este no es el caso actual. Excepto el reducido y violento grupúsculo anti sistema, no creo que los manifestantes en las distintas plazas españolas sean revolucionarios. Quieren mejorar el sistema no acabar con él. Están descontentos, frustrados y hasta los cojones de las tomaduras de pelo de los políticos. Pero creen en la política si no, no se manifestarían y realizarían estas sentadas, diferentes a las habituales, pero políticas en su sentido más estricto.
Este es su gran interés para mí.
Movimiento amorfo, descabezado, incoherente, amalgama de muchas variadas actitudes, pero expresión sincera y honesta de cansancio. Es manifestación de una nueva realidad.
Hartos de ser objetos, monedas de usar y tirar. Existiendo solo por su condición de votante, pero inexistente como individuo, como ciudadano, está encontrando un camino nuevo y refrescante para expresarse.
Peligro, todo. Al ser poliformo y desestructurado el movimiento es débil. Tienes razón cuando dices que puede ser y será domado por individuos oportunistas. Pero puede ser que no. Se puede encarnar. Ya sé que es difícil y no vemos como. Es importante a mi juicio, que no reclaman o siguen un líder.
No buscan un salvador de la patria ni de sus almas. Quieren ser ellos mismos.
Cuando más adelante hablas de la falta flexibilidad laboral como el gran mal, creo que no es del todo acertado. Es verdad que es serio y grave inconveniente. Pero es un inconveniente. No la causa. Los sindicatos se amparan en ello, para no discutir su propia justificación y razón de ser. Están anquilosados , esclerotizados.. . Su falta de representatividad es manifiesta. Existen como mal menor, porque ,hoy por hoy, no hay otra estructura,. Pero son burócratas, apoltronados en sus privilegios. Liberados de todo, excepto de sus culpas e ineficiencias. Viven a costa del erario público y de las empresas estatales. Es uno de nuestro granes males. Claro que no el único.
Otro fundamental, la corrupción y la arrogancia prepotente de los políticos.
Pero esto me lleva a otros derroteros. Por cierto, odio lo políticamente correcto.