miércoles, 21 de mayo de 2014

Sèrès o Ceret o شريش o Sherish


Xerez que es una ciudad de contrastes tiene su propia intrahistoria con sus propios mitos. Sus anécdotas son de otras épocas, de otras glorias y de otros mundos.. Por allí se habla de los 24 caballeros que conquistaron sus murallas; de Andes o de su exilio; del Pantera o de su Prendi; de Pemán o de su cerro de Garnier; de Abrantes o de sus cadenas; de las tías del Altillo; de los derechos de propiedad de la plaza o de tantas otras cosas, porque allí, todo es tan actual como hablar del vino del tío Pepe o de la pedanía de la tía Ina. 


Y es que Asta Regia esconde Tartesos. 
Porque la esencia de Jerez son las historias de sus gentes. 

La historia de aquél que quería ser gitano y que aun no siendo de raza lo igualaba en talento en el barrio de Santiago. Historias como aquella del Srto. de palco, el de “pájaro” cazador y vinicultor de uva americana. Cuentos como el de aquel lacayo que al final fue dueño del coche y cuyo hijo constructor puso hasta tres enganches. 

Conocí desde hace muchos años los secretos de Jerez, los de sacristía; los del año de Garvey; los de la distribución; los de salvar bodegas; los del incendio; los de la herencia; los de aquellos artesonados que salieron tras tirar las corralas; los de quien compro la fincas de Osuna; los de aquella botella de pedro ximenez que todavía guardo en casa y los de aquel baile flamenco de larga primavera. 


No tengo ni una gota de andaluz y a la vez todas me recorren el alma.





He pasado mi novena feria. Primera vez con coche.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No tengo ni una gota de andaluz y a la vez todas me recorren el alma.

se dice "el arrrrrrma"

Isidro de Borja dijo...

hahaha totalmente - cuanto arte..!