jueves, 20 de marzo de 2014

La pelicula Sobre JEP - "arquitectura social"



Acabaremos hablando de JEP GAMBARDELLA como otro arquetipo hedonista del estilo D. Juan Tenorio, y es que a nuestro personaje de la película “La Gran Belleza” de Paolo Sorrentino, le faltan actitudes y le sobran aptitudes, es el ejemplo perfecto de lo inmediato, del relativismo, del sumatorio de todo para quemar en un solo instante. Su frivolidad no deja de ser otro modelo curioso de la vida al: "Il vórtice de la mundanitá".



El personaje sugiere y crea sentimientos contradictorios desde el rechazo del hombre, insatisfecho, amoral y sin nada que hacer, hasta el hombre que sufre porque consume el tiempo en la comprensión de que lo mejor de su vida fue su primer gran amor en el que él -todo fue en ella y en su inocencia-. A través de los movimientos de cámara se embelesa ese proceso de hacerse mayor y de entender como revisar tu propia vida, aprendiendo constantemente de ella como hace JEP a través de sus noches. Me pasa como al personaje, que tengo la necesidad de desmenuzar sensaciones y enmarcarlas. Grandes escenas donde hacer que el escenario hablé por ti.



Hay mucho de Gatopardiano en JEP y por ello me resulta cercano, y a la vez todo lo contrario, le compadezco por su falta de obligación personal, por tanto talento malgastado, o por no ser el soporte de nadie o una buena influencia para su entorno.. Aun así me atrae su impenitencia.

Y es que a JEP le da todo un poco igual, a mí también. Si existiera en realidad y viviera en la calle Serrano seguro sería amigo mío. Aunque en esta ciudad le habrían pitado los oídos, habría recibido largas críticas y muchas corales de odio porque el español busca siempre árboles caídos para hacer leña. Y Madrid es una ciudad pequeña con mucha historia que la llena de complejos, la hace plaza difícil; siempre predeterminada por los barrios que la encierran en lo políticamente correcto sin la grandeza que tienen por ejemplo esa eterna Roma, con su turismo o sus gentes venidas de todas partes que la dotan a fin de cuentas de la perspectiva para no juzgar a sus propios miembros. Y es que nuestro Madrid es más pobretón y la gente tiende a compararse y de hecho: Nada como mirar alrededor  y ver como la mayoría de la gente necesita para su propia reafirmación y seguridad un modelo que puedan entender. Así desde su propia vida, limitada por un banco, una auditoria, una consultoría o donde quiera que se hallen, puedan pensar que todo lo hacen bien. Que la identidad y el sello que su jaula de oro les proporciona, les da la suficiente convicción para una tertulia de sábado. Porque todo lo que les es ajeno es rechazado, todo lo que no comulgue esta fuera. Por ello exige Madrid hacer oídos sordos y estar por encima de críticas o juicios, porque nadie sabe, o como diría mi abuelo “ya se verá” porque siempre es demasiado pronto para resumir la vida de una persona en tres adjetivos y un “pero” – lo que yo llamo epitafios en vida.


Intentemos reducir los epitafios de todos esos que hablan de más, y “ya se verá”. Como decía mi padre ser muy exigentes con uno mismo y muy poco con el resto. Hagamos de nuestra vida escenarios más elaborados, con mejor estética y belleza que alimente más el alma de quien nos rodea. Seamos de domingos en el escorial y de viernes en el prado.




1 comentario:

Anónimo dijo...

yo creo que un buen tigre de la M-10 no tiene nada que envidiarle al JEP este...