martes, 26 de julio de 2016

Jaime Gil de Biedma - l'enfant terrible

Jaime es un atormentado.

Lo explica fenomenal su propia hermana cuando habla de él, en el magnífico documental que realizo la sobrina de ambos en TVE; “Jaime: le daba setenta vueltas a todo”. Y es que las mentes geniales se desquician un poco y acaban con una cierta insatisfacción ante la vida, al siempre pretender más de ella o al aburrirse por la falta de estímulos. Algo relacionado con esta idea de no aburrir, creo que le debió llevar a tomar la decisión de concluir su obra de golpe, según comenta un amigo –lo hizo para no repetirse, sabiendo que ya había dicho todo lo que quería decirle al mundo–.


Los diarios de Jaime son sórdidos, creo que con ganas de escandalizar, puesto que él es de esas figuras que conoce su futura transcendencia, por lo que impresiona su constante retorcimiento entorno a la homosexualidad, a la que se acerca de forma directa, explicita y real, como tratando de hacerla parte de su propia definición. Todo su arte y refinamiento se agota en cuanto cae en el tema una y otra vez, diría yo que de una forma un tanto truculenta, le da demasiada cabida ante su propia mitología, como diría de sí mismo. Quitando esta parte que particularmente me cansa, Jaime hubiera sido íntimo amigo nuestro, también es cierto que seguramente esta necesidad de reconocerse en la doble vida; vida que le hace estar y sentirse vivo pero que a la vez le obliga a ocultarse constantemente; es la culpable de crearle un carácter pesimista y sufrido, aunque a mi parecer tiene un poco de enfant terrible. Como ejemplo de ello comentaría, que en aquel reino familiar que es la finca de la Nava, jamás conto o leyó una sola poesía suya y tampoco se supo nunca nada sobre su vida sentimental – obviamente por respeto a los suyos y a la estructura social de la época –. Este sacrificio le honra, pero al pobre le debió de generar una angustia terrible que le acompañaría siempre.
Gracias a su posición social (la de ser un niño bien de Barcelona, nieto del conde de Sepúlveda y vizconde de la Nava de la Asunción -cacique de Segovia-), con un inglés perfecto y con unas maneras cuidadas y prestadas a dar atención al detalle y a las formas, da con esa particularidad que tiene toda su estética y le hace siempre brillar, tanto en la vida profesional como en la faceta de intelectual. Sin duda debía de ser una de esas personalidades fascinantes, como ígneas, triunfando siempre en lo personal y en el del têtè a teêtè.

En su vida profesional será secretario del consejo de Tabacos de Filipinas, la primera multinacional española y la empresa más grande de tabaco del mundo, con sede en Barcelona y cuya propiedad seguiría siendo del marqués de Comillas 100 años después de su creación; hasta que en los 80’s paso a ser de tabacalera y luego está, la despiezó hasta acabar en manos de AOI - que son unos productores de tabaco americanos de Virginia, los cuales siguen siendo los actuales propietarios. La empresa tenía 20k Ha en Filipinas divididas en tres fincas llamadas San Antonio, San Luis y Santa Isabel además, poseía líneas de ferrocarril propias, barcos a vapor, etc. un verdadero dominio de la cadena de suministro, aparte de otras inversiones como ingenios azucareros.



Su poesía se emancipa totalmente del simbolismo de la generación anterior, y desde una influencia inglesa, siempre directa, es catalogada rápidamente como poesía expresionista: al explicar la realidad a través de la propia experiencia íntima y personal del autor, que nos acerca a su malditismo haciéndonos parte de él, en un gran reflejo. Jaime nos Lleva a una afinidad apuntalada por temas que generan una complicidad inmediata, nos acierta con un lenguaje llano, crudo y coloquial; que hace de su obra una pieza cercana. Es como si estuvieras en una larga tertulia con él y con un par de vinos de más, adelantando palabras en inglés o francés para advertir que hablamos de la naturalidad y la espontaneidad como la única cosa que hace respirable las relaciones humanas aunque lamentablemente toda novedad pierda pronto su interés. Como no, hablaríamos del sectarismo de la época y de la falta de opinión de una sociedad que por lo general se muestra de quinto orden y Jaime reivindicaría seguramente de la injusticia que existe en nuestra Espana, la cual le hizo ser de izquierdas, y yo le diría que su izquierdismo es más de figurante que de otra cosa, puesto que lo encuentro practico para darle su sitio en la intelectualidad española pero para nada más, aparte claro para comulgar contra todo o contra el propio Jaime Gil de Biedma.


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