Existen
cuatro diferentes especies de linces; el Canadensis en Canada, el Rufus en
Estados Unidos, el Boreal en Euroasia y el Pardinus en nuestra península
ibérica. Este último es el felino más amenazado del planeta, dividiéndose en
tres tipos, el moteado, el gris y el de mancha fina.
Cuando
Félix Rodriguez de la fuente hace 30 años hablaba de su eminente extinción aún
quedaban del Lynx Pardinus uno cuantos miles de ejemplares. En los últimos 4
años se ha doblado su población hasta llegar a los 330 ejemplares. Un gran
logro cuando se encontraba al borde de desaparecer no llegando al centenar.
El
programa para la recuperación de la especie tiene una dotación de 35m€, un 60%
proviene de la comunidad europea y el resto del ministerio de medio ambiente
que coordina las políticas a través de la organización WWF, antigua -Adena- creada a raíz del parque de Doñaana (el coto). Sus planes se desarrollan en varias esferas, aunque el fin
inmediato es la propia repoblación, por tanto los mayores esfuerzos se centran
en la cría en cautividad, reinserción y mantenimiento de la especie, la cual se hace a través de
políticas de control de carreteras, de control de la caza con lazo, y de la actuación sobre el terreno, principalmente en el desarrollo de su hábitat. Se han establecido para ello, 5 áreas de desarrollo del felino: Doñana,
Andújar, Guadalmellato (Córdoba) y Guarrizas (Jaén) y los montes de Toledo.
El seguimiento del felino se realiza principalmente a través de fotocapturadores que se encuentran en las zonas designadas para su alimentación en caza y en refuerzo. Estos
hábitats se encuentran en pleno desarrollo puesto que realmente dependen de la alimentación que puedan ofrecer al felino y el
lince caza un conejo por día. Por lo que la grave desaparición del conejo, quedan
el 10% de los conejos que había hace 15 años, es el mayor problema al que se
tienen que enfrentarse la recuperación de la especie.
El
conejo es una especie de origen peninsular y básica para la cadena alimentaria, actualmente se encuentra totalmente amenazada y necesita la cobertura de la
administración. Por ello los planes de recuperación se centran en el desarrollo
de vivares de conejos en fincas privadas que colaboran para poder proveer de lugares para la alimentación del felino durante todo el año. Si bien es cierto que la
mayoría de las zonas protegidas se encuentran en fincas de caza mayor, se espera que incorporando los montes
de Toledo en los futuros programas, entren zonas de cultivo donde existen por lo general
un mayor desarrollo del conejo de monte.
La
FAAI (fundación de amigos del águila imperial) colabora para que en las fincas
asociadas puedan establecerse estos programas de recuperación. El sábado 4 de
octubre fuimos a conocer Puerto Bajo, una finca modelo en la gestión forestal y
ambiental, donde se desarrollan políticas de reinserción del lince y mantenimiento
del buitre negro, sin exclusión de continuar con su propio negocio tradicional, siendo
este, la caza del ciervo y del corzo. Un formato equilibrado, ordenado y
consecuente para con su propia continuidad en el tiempo.
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