Un día para España.
Era un día de orgullo nacional, de sensación de futuro, de sentido de cambio.
Dar ilusión y prestigio, dar continuidad a la institución y elevar a la gente para hacerla parte de un proyecto mayor era la sensación que daba Felipe VI. Desde su carácter, reservado y cauto, dejaba entrever la sensación de que realizaba una doble lectura donde uno sentía querer formar parte, ayudar y confiar en lo mejor.
Esperando que su reinado suponga un periodo de estabilidad para España y para todos los españoles.
Dios le guarde y le guié siempre.
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