De vuelta al viso

grabado de Antequera

Las vidas se han vuelto rápidas, y la distancia acortada es pronto tierra conquistada. Si ves el Instagram de tus conocidos te asombras de lo que viajan, conocen sitios de lo más insospechados aunque seguramente les falte haber pasado por Albarracín o por Antequera; y eso que la acaban de nombrar Patrimonio Mundial este mismo julio.
*Nota: No solo había que ver el efebo romano o el palacio de las columnas de t. T., sino que esta tierra andaluza escondía bajo su gran peña de los enamorados una de las más grandes construcciones megalíticas del mundo.

Como el tuyo, mi diario se ha vuelto una centrifugadora de imágenes. Creo que es imposible contar tantas cosas en tan poco espacio y de nuevo volverlas todas a girar. Sabiendo algo seguro, que nos estamos convirtiendo en esa generación que vive entre las primeras filas de easyjet, donde sin duda hay un cierto aire de transversalidad social europea con la sensación ufana de estar siempre en otra parte –por cierto, lo llaman vivir de commuting-. Si te digo la verdad, lo que más me impresiona de esta vida de expatriado es el levantarme a la misma hora que la subida de bandera del cuartel de Joaquin Costa y lo que más miedo me da: es perder la raíz local y de lo local de nuestro viejo Madrid.

Bajando la calle serrano

Al mundo le gusta improvisar y a mi crear estrategias para intentar sobrevivirlo –así que he decidido comprarme una casa en Madrid– supongo que aparte de porque te gusta, porque es un lugar perfecto para hacer familia, por la oportunidad, o por la sensación de arraigo a lo material, que aunque se considere ya algo superado, es la única manera de mantenerse implicado con todos los nuestros. Es curioso que hoy en dia todo el mundo pretenda vivir de alquilar experiencias y nadie quiera ya anclarse a lo más profundo de la mar océana con alguno de esos bancos atlanticos, pero puestos a elegir entre todos los modelos, vamos a apostar por el que con certeza funciona, y puede que los modelos más seguros tengan fama de aburridos, pero a fin de cuentas solo depende de uno mismo que lo sean y la madurez es sin duda aprender a soportarlos.

Volviendo a la casa, esta posee toda la magia que de ella se espera. Es de esas casas de Bergamín, a la cual se accede por una puerta secreta desde serrano, que da a un jardín donde asoma una gran cristalera, que a su vez da luz a una biblioteca, que acaba perdiéndose de nuevo en un rio del viso. 

Curioso empezar en las mismas calles en que todo empezó.

Dicho de otro modo, grandes patrimonios diversificación –pequeños– “ todo al rojo”..