Montserrat, como centro espiritual es importante en Cataluña. Arquitectonicamente mezcla de estilos, fue quemado en la guerra de independencia por lo que es todo nuevo. Pero su colección de arte, me deja realmente impresionado. Cuadros de todas las épocas, iconografía rusa, impresionismo, gotico, arte moderno y abstraccionismo.
caravaggio de Montserrat (San Jerónimo) |
San Jose en sevilla (mirar azulejo) |
Paseo, hasta la plaza de doña Elvira donde una tía mía me
enseña su estudio de pintura: desde allí veo los altos del Alcazar, la casa del
arquitecto Chueca y la giralda al fondo, a su lado los venerables. Hablamos
sobre Sevilla: su forma de estrella, su centro y sus barrios que le salen como
brazos, y el intento de unir esos brazos quitando le personalidad que debería. Me
habla de la judería y de sus ssss, así como de la perdida de artistas vs la
llegada de bares y hostales. Juntos, pasamos por los Venerables y justo hay un
ensayo de órgano para el próximo concierto. Simplemente escuchamos.
Pasa un solo día, y me encuentro al otro lado de España. A
la salida de Vic, en Cataluña hay un pequeño monasterio que me recuerda al de
San Frutos en Segovia. Sant Pere de Casserres, románico del XI. La leyenda cuenta que donde
murió el caballo, en el que se mato el hijo de Cardona, allí donde reposo, se construyo este monasterio. Un monasterio pobre. Hoy gracias
a dios bien restaurado y por eso ha conseguido mantener un mismo estilo arquitectónico, puesto que
gracias a su constante ruina no se entremezclo con otros estilos. La estampa es
única, todo lo rodea el agua del Ter.
Sigo por el Ter, tras hacer un alto en Fontcoberta, que es
un pueblecito con una iglesia desproporcionada para el tamaño del propio
pueblo.
Llego hasta Gerona, de amanecida me acerco a San Felix, cuya
iglesia románica parece más bien una fortaleza. El mártir romano fue enterrado
allí y de ahí su emplazamiento. Una de sus capillas, la de San Narciso;
protector de la ciudad. Por cierto uno de los milagros que se le atribuye, es el de generar la peste con
moscas al invasor francés. La capilla me deja sobrecogido. Estamos ante una obra de un
barroco finísimo de ventura Rodríguez, parce que he vuelto a Sevilla.
Subo andando hasta la catedral, con incredulidad de ver algo
mejor a lo ya visto. La escalinata me sorprende y me recuerda a ella, bueno, a
ella y a toda la ciudad que es el más puro Italia.
La catedral gótica, es amplia, anchísima, parece ser la que
más en su género. La restauración que tiene se ha realizado con gusto, se
denota en el altar, donde mezcla el hierro pulido con una losa romana. Aunque
lo mejor es la obra de orfebrería del retablo de plata, un puro lujo. El
claustro románico es posiblemente de los mejores que he visto, doble arcada. Por
fín, llego al tesoro de la catedral y me topo con un tapiz que representa la
creación, una pieza realmente única, no había visto cosa igual.